Si hubiera un premio en División de Honor que reconociera la labor de los entrenadores, el técnico del Real Betis Pablo del Pino estaría entre los finalistas. Tras muchos años de sinsabores, los béticos repiten, por segundo año consecutivo, como candidatos al título de liga en el grupo 4 y por descontado, a la disputa de la Copa del Rey.
El Betis, con Pablo del Pino a la cabeza, sigue aglutinando éxitos. Y van tres temporadas consecutivas, un fantástico proceso en su evolución como entrenador. En la 2015-2016, en Liga Nacional, los béticos finalizaron el curso en segunda posición. En la pasada campaña fueron terceros pero con derecho a jugar la Copa del Rey. Actualmente, a dos jornadas para bajar el telón a la competición doméstica, aspiran a ganarla.
Solo dos puntos les separan del puesto de cabeza: el Málaga CF, que visita a las 13 horas a la UD Tomares, está obligado a ganar para no dar opciones a los verdiblancos que, a las 16 horas, juegan contra el Almería.
Por el momento, el conjunto bético se ha ganado el derecho a soñar tras completar una temporada extraordinaria. La ambición de la plantilla, una de las más competitivas que se recuerdan, invita a apostar por un triunfo más, sería el octavo consecutivo, lo que les llevaría a jugarse el todo por el todo en la última jornada.
Esta etapa de crecimiento recuerda a los años dorados de la cantera bética. Hace veinte años, en la temporada 1997-1998, el Betis disputó su primera final de Copa del Rey siendo ya la División de Honor la máxima categoría del fútbol juvenil (anteriormente, había jugado tres finales más siendo otros los sistema de ligas juveniles). La ganó en penaltis contra el Alavés; un curso después volvería a plantarse en el último partido y ganaría al Real Madrid. Más recientemente, el Betis logró su primera liga de División de Honor en la temporada 2001-2002. Repetiría experiencia en la 2005-2006 y 2009-2010.