Una grave lesión privó al sevillista Luismi Luengo terminar la temporada en la 2018-2019. El sueño por poder ganar la Liga sobre el rectángulo de juego, así como disputar la Copa de Campeones y la Copa del Rey le ayudó a superar la rotura del ligamento cruzado anterior. En marzo, solo tres meses después de volver a sonreír, el coronavirus detuvo la competición y más tarde, sucedió lo peor. Hoy hablamos con el único jugador, de los equipos que este año han revalidado el campeonato liguero, que por motivos de fuerza mayor no estuvo hace un año en Vigo.
“Mi mayor deseo era salir campeón, acabando la Liga e ir a esa Copa de Campeones y Copa del Rey que se me escapó el año pasado” desvela Luismi al ser preguntado por sus aspiraciones antes de que el Covid-19 paralizara el día a día de todo un planeta. Ahora, confía en que “acabe pronto esto que, por desgracia, nos ha tocado vivir para volver a hacer lo que más me gusta: disfrutar jugando al fútbol. Estoy convencido que eso será más pronto que tarde”.
Fue el pasado 21 de diciembre cuando Luismi volvía a vestirse de corto, en el partido disputado en la Carretera de Utrera frente al San Félix. “Es, sin duda, el momento de la temporada con el que me quedo. Cuando entré en esa convocatoria, volver a sentirme futbolista… esa sensación fue única. Hay mucho trabajo por detrás y muchas personas involucradas. Mi familia que siempre estuvo ahí, mis compañeros, mi círculo más cercano, pero sobre todo Coral Racero que fue la fisio que estuvo conmigo día a día y fue importantísima para mí y Jesús Mateo el readaptador han sido los dos piezas clave”.
Luismi, un chaval que no había tenido ni un esguince en su carrera, encaró el primer desafío de su vida con optimismo. “Lo afronté con ganas, nunca mirando para atrás y siempre hacia delante, marcándome pequeños objetivos diariamente para superar esto. La verdad el principio fue más duro de lo que pensaba, pero superado el primer mes todo fue muy bien y mejor de lo que esperaba. Aunque más allá de eso, la lesión me sirvió para aprender y madurar. Tuve que estar en cama mucho tiempo y, al final, eso te hace pensar y te fortalece mucho mentalmente. Es posible que en parte gracias a eso, estos meses sin fútbol los haya sobrellevado mejor que otros compañeros”.
El confinamiento confiesa ha sido “duro porque para nada pensaba que esto se iba a alargar tanto y también porque echas de menos esa rutina de todas las semanas, no puedes ver a tus compañeros con los que compartes el día a día, pero preparándome siempre para lo nuevo que venga que espero que sea bueno”.
Tan bueno o más que su pasado. Y es que, prácticamente, desde que este defensa, nacido en Badajoz (18-03-2001), aterrizó en el Sevilla (en infantil de primer año) no ha dejado de ganar títulos. “Esta ha sido mi cuarta liga consecutiva. Nos habría gustado rematar el trabajo de varios meses, pero no ha podido ser. Eso no quita el gran trabajo realizado, hemos sido bastante regulares de principio a fin para poder revalidar el título. Hay que valorar lo hemos conseguido ya que no es nada fácil y cuesta mucho en un grupo tan igualado como este. Personalmente, el año pasado, mi primero en División de Honor, fue más especial. El equipo quería hacer algo grande, ganar la liga después de dos temporadas en blanco; el reto era muy bonito, perdimos tan sólo un partido después en 34 jornadas y logramos el objetivo”.
Fotos cedidas por Ana Marín Studio Photography.