El Vázquez Cultural es otro desde la llegada de Carlos Guzmán al banquillo. En solo dos semanas ha sacado del descenso al equipo y tiene por delante un final de primera vuelta clave para alejarse, definitivamente, de la zona roja.
Nos quedó una entrevista pendiente cuando Carlos decidió el pasado verano no seguir entrenando en el Vázquez y aunque en sus planes no entraba volver “si están mal no les puedo decir que no” me dijo cuándo se anunció hace unas semanas su vuelta al banquillo verde.
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Menudo regreso. El equipo llevaba desde el mes de octubre sin ganar, un total de ocho jornadas que le llevaron a entrar en descenso. En dos semanas el Vázquez ya está fuera y mira con optimismo el futuro. “Hemos conseguido ganar dos partidos clave para trabajar más tranquilos ya que los jugadores ven que el trabajo da resultado. No ha sido fácil, la plantilla no es amplia, y encima cuando llegamos nos encontramos con varios lesionados, algunos de viaje, pero con gente del Juvenil B lo hemos sacado adelante”.
Pero no ha sido solo el ganar, sino el cómo ha conseguido superar a Córdoba y Tiro Pichón. “Principalmente destacaría la solidez defensiva, el no recibir goles implica un gran trabajo de los jugadores. No encajar goles es muy complicado en esta categoría, pero no me refiero al no encajar goles porque el otro equipo haya tenido mala suerte, sino porque ninguno de los dos nos hizo una ocasión clara de gol”.
Carlos no se marca objetivos a largo plazo y su mente todo pasa por ganar al Coria. “Es un partido clave porque se trata de un rival directo en la lucha por la permanencia y al que de superar dejaríamos a 11 puntos”. Después será momento de pensar en el Santa Fe, otra final para comerse el turrón más tranquilo. “El objetivo es salvar al equipo y cuanto antes lo consigamos mejor, aunque esta temporada con la dificultad de que bajan seis equipos de la península va a estar más reñido”.
A vueltas con su regreso al banquillo reconoce que “no estaba en mi idea, me encontraba disfrutando del fútbol, pero de mis hijos. Si bien, a mi club, a mis amigos no les puedo decir que no”.
Llega con fuerzas renovadas después de medio año sabático, a una categoría que conoce a la perfección, pero en la que nunca había jugado en descenso. “Esta es mi quinta sexta en el club, las tres últimas en División de Honor, las dos anteriores con los ascensos a Liga Nacional y a la máxima categoría. Era un reto sacar al equipo del descenso, nunca habíamos sentido esa responsabilidad, esa presión, pero los jugadores nos han acogido fenomenal y han respondido sobre el terreno de juego aún mejor”.