Nico Perea pasó a engrosar este domingo la historia del Patacona CF, al convertirse en el primer jugador formado íntegramente en las categorías inferiores que logra debutar en División de Honor. Una historia de amor hacia un escudo que empezó al mismo tiempo que el corazón del club pataconense empezaba a latir.
Hace dos temporadas, cuando el equipo de Alberto Fito certificaba el histórico ascenso a División de Honor, Nico Perea no daba crédito a la noticia. “Acababa de salir de la ducha, después de haber jugado el partido de esa jornada. En ese momento, era cadete de segundo año, y me acuerdo que nos alegramos mucho toda la escuela por el ascenso ya que era un objetivo marcado desde el principio por este club y haber llegado tan pronto, con la corta edad que tenía (11 años), supuso una sensación muy gratificante”.
Ni el propio jugador era capaz de imaginar que un año y pocos meses después, uno de los siguientes capítulos de la historia de la entidad iba a llevar su nombre. “Ni por asomo me imaginaba entonces debutando en la máxima categoría del fútbol juvenil. Para cualquier jugador era y es todo un reto llegar a jugar en División de Honor”. A ese desafío tuvo que hacer frente este domingo, cuando disputó sus primeros minutos en el derbi frente al Levante UD. “Fue un momento muy especial, me quedo con las ganas con las que salí a disfrutar, que es lo que más me gusta del fútbol, y obviamente a intentar ayudar lo máximo posible al equipo para intentar remontar, aunque no pudo ser”.
El debut supone el broche de oro a una historia de amor que comenzó cuando Nico tenía 6 años y el Patacona prácticamente acababa de nacer. “El verdadero culpable de mi ingreso en el Patacona fue un amigo mío llamado Pablo, que siempre me insistía en ir a probar porque el club al tener días de vida estaba necesitado de gente. Al final me convencieron y fui a probar, y por suerte, 12 años después, sigo aquí con más ganas que nunca”.
Nico ha crecido con el escudo del Patacona cosido al pecho, más de una década de compromiso por una entidad que tuvo unos inicios muy familiares. “Los primeros años fueron muy bonitos, en los que la entidad apenas tenía equipos debido a su corta edad, y jugáramos donde jugáramos iba todo el club como una piña: el presidente, entrenadores y jugadores… era una sensación muy bonita. Quedará para el recuerdo” recuerda el jugador que añade a su lista de grandes momentos su estreno en la élite del fútbol formativo. “Son muchos años y no podría quedarse con un solo momento, me quedo con todo lo que he vivido y las alegrías que me ha dado este club, que por suerte han sido muchas y seguro que aumentarán, pero si, una de ellas es el debut de este domingo”.
Seguir sumando minutos en División de Honor es cuestión de tiempo, y más ahora con las competiciones territoriales detenidas por la actual situación que vive la Comunitat Valenciana derivada por el Covid-19. El Juvenil B del Patacona no volverá a jugar hasta el próximo mes de febrero, pero Nico podría seguir haciéndolo estas semanas. “Mi objetivo ahora es seguir trabajando, no descansar ni relajarme que seguro que pronto volveremos a pisar los campos. Si es con el Juvenil A será una buena noticia, ya que esos entrenos me aportan muchísimas ganas de seguir trabajando y mejorando, ya que el tener tanta gente pendiente de ti y que te ayudan en todas las facetas del juego es una posibilidad que no existe en todos los clubes. Si no es así, este parón me dará un respiro para poder enfocarme en los estudios que también lo intentó compaginar lo mejor posible” reconoce un jugador al que también le gustaría ejercer como entrenador cuando el tiempo se lo permita.
“Es un reto que seguro afrontaré dentro de poco. De momento, aún no he podido ejercer de entrenador debido a los problemas que tengo para compaginar los estudios con los entrenamientos, ya que por la mañana estudio y por la tarde entreno, pero sí que es verdad que me encantaría poder tener la oportunidad de entrenar a niños y enseñarles todo lo que he aprendido todos estos 12 años en este gran club”.