Dos meses después de que arrancara la temporada en el grupo 8 de Liga Nacional, cinco equipos se han visto obligados a cambiar de entrenador.
El cambio más reciente tuvo lugar el pasado viernes. El colista, el Atlético Benidorm, destituía a Javi Pérez después de un inicio liguero en el que han ido de más a menos. Con solo cinco puntos en el casillero, la situación del equipo exigía un cambio. Alberto Carretero regresa al club para tratar de conseguir la gesta de la permanencia. No tuvo suerte en su estreno, cedía en Alboraya por 3 a 1.
Días atrás acabó la etapa de Nacho Dorado al frente del CD Alcoyano. Los blanquiazules, año tras año candidatos al ascenso a División de Honor, caían a los puestos de descenso tras la derrota ante el Roda B. La entidad encontró la solución en casa y confió en la experiencia de Jordi Vilaplana para revertir la situación. Con su vuelta al banquillo, el equipo volvía a ganar después de siete jornadas de sinsabores.
Los malos resultados también pasarom factura a Fran Martínez en el Gandía. El que fuera mejor equipo de la Preferente juvenil el curso pasado, no tuvo el inicio soñado en su vuelta a la categoría. Solo tres puntos de 18 posibles provocaron la destitución del técnico. Para revertir el rumbo de un equipo que iba la deriva, el club confió en la experiencia de Rafa Vendrell quien parece haber dado con la tecla. Desde su llegada, el juvenil gandiense ha puntuado en los tres últimos partidos (Roda B, 2-1; Levante B y Torre Levante, 2-2).
Rubén Rodríguez fue cesado de su cargo horas después de lograr la primera victoria de la temporada. El Alzira B doblegaba al Alcoyano (4-2), pero el entrenador no volvió a sentarse de nuevo en el banquillo. Su lugar lo ocupa un ‘veterano’ de las categorías juveniles, Dani Serrano que, por el momento, mantiene a flote a los azulgranas.
El primer cambio se produjo antes de iniciarse la competición. Por motivos personales, Jose Rasco no pudo hacerse cargo del Torre Levante que acabó decantándose por Carlos Escriche.