Las Rozas CF ha pasado de Autonómica Juvenil a regresar a División de Honor en solo 2 temporadas. Fue, junto al Fuenlabra, el primer equipo en festejar el ascenso tras la Primera Fase. Ahora, el equipo que dirige Alejandro Tablado juega sin presión y nervios, pero encara cada partido con la misma ilusión y con la ambición de llegar lo más arriba posible en la clasificación.
PREGUNTA. ¿Alguna vez habías necesitado tan pocas jornadas para lograr un ascenso?
RESPUESTA. He tenido la suerte de poder vivir algún ascenso, pero nunca había tenido la oportunidad de poder vivirlo con Las Rozas y te puedo asegurar que es el más importante en mi carrera como entrenador. Era una espina que tenía clavada, ya que el año pasado dirigiendo el Juvenil B de Las Rozas estuve a punto de vivir un ascenso, pero vino la pandemia y nos cortó la progresión que llevaba el equipo y las aspiraciones de poder ascender.
La verdad es que nunca hubiera imaginado meternos en la Segunda Fase ya ascendidos. De hecho, ya hubiera sido un éxito estar en ella, pero estar a estas alturas ya en División de Honor, era impensable.
Soy de los que piensa que el trabajo no siempre te garantiza el éxito, pero sí que te acerca, y esta vez, se puede decir que el trabajo de todo el equipo nos ha llevado a estar en esta situación y conseguir el ascenso.
P. ¿Y para conseguir un objetivo como la permanencia?
R. La verdad es que no me había parado a pensarlo, pero es posible que en años anteriores haya necesitado más jornadas para lograr la permanencia. También te digo que soy de los que les gusta tener las tareas hechas cuanto antes y de momento, no me ha tocado estar al borde del descenso o sufriendo las últimas jornadas.
P. Aunque ya hace unas semanas, ¿cómo se celebró la gesta?
R. Pues fue en Alcobendas frente al Rayo Ciudad Alcobendas, dos jornadas antes de acabar la Primera Fase. Los dos equipos lo vivimos como una final, ya que el que consiguiera los tres puntos, estaba en la Segunda Fase y ascendido. En nuestro caso, sabíamos que, si ganábamos, ascendíamos ese mismo día, si empatábamos había que esperar a la jornada siguiente y si perdíamos, nos quedábamos con los mismos puntos que Rayo Ciudad Alcobendas y con el golaveraje particular perdido. Además, sabiendo que la última jornada jugábamos contra el Real Madrid en Valdebebas y sabíamos que había muy pocas posibilidades de ganar.
Al final, vencimos 1-2 y pudimos celebrar esa misma tarde el ascenso en Alcobendas. Lo celebramos con muchísima alegría y como una liberación de tensión y nervios que llevábamos acumulando toda semana. Fue muy emotivo pensar que éramos de División de Honor después de que el club luchara y apostara tantos años por ello y por suerte, pude celebrarlo también con mucha gente del club que se había desplazado hasta allí para apoyar y animar al equipo.
Por fin se volvía a la categoría que se había perdido hace años. El club se lo merecía y creo que esto en gran parte es el fruto del trabajo que se está haciendo, principalmente apostando por los equipos de la cantera. En lo personal, sentí una alegría inmensa por haber podido contribuir para conseguir algo tan importante y también por ser la primera vez en mi caso, que consigo un ascenso a División de Honor. Sin duda, algo que recordaré para siempre.
P. ¿Las Rozas se había marcado como objetivo el ascenso a División de Honor o es algo que surge con el paso de las jornadas?
R. No era una obsesión, pero sí una realidad. Desde el principio vimos que se había formado un equipo muy competitivo y en el fondo, todos pensábamos que podíamos conseguirlo pese a ser un recién ascendido de Autonómica. Nos propusimos ir semana a semana, trabajando para ello, pero sin obsesionarnos ni marcarnos el ascenso como un objetivo a largo plazo, porque sabíamos que eso al final iba a generar mucha presión e iba a ser perjudicial.
P. ¿Cómo ha sido pelear por la única plaza disponible el grupo A junto al Juvenil B de Real Madrid, Atlético de Madrid y Atlético Madrileño?
R. Pues ha sido un año muy complicado y exigente, porque éramos conscientes de que lo normal era que esos equipos ocuparan tres plazas y solo iba a quedar una disponible para el resto de componentes del grupo. Sabíamos que era fundamental ser regulares y perder lo menos posible con los rivales directos. También era importante intentar conseguir algún punto con los equipos “fuertes”.
Pero al final, no solo era complicado plantear los partidos contra esos conjuntos que comentas, sino que con los rivales directos teníamos todavía más presión porque ahí no nos podíamos permitir fallar. Teníamos que preparar muy bien los encuentros en el plano táctico y físico, pero sobre todo a nivel psicológico.
P. Siendo ya equipo de División de Honor. ¿Cómo está afrontando Las Rozas la Segunda Fase?
R. La estamos afrontando de la misma manera que la Primera Fase, a diferencia de que esa tensión, presión y nervios ya no están. Pero encaramos cada partido con la misma ilusión que los anteriores y disfrutando de cada momento en esta categoría tan bonita.
Estos partidos nos sirven para probar cosas de cara al año que viene, dar minutos a jugadores que han jugado menos en la Primera Fase, pero sin dejar de lado la competición y con la ambición de llegar lo más arriba posible en la clasificación y de sacar los máximos puntos posibles.
Por otro lado, tenemos algunos jugadores importantes de la plantilla que están con dinámica de primer equipo como Guillén, Escolano y Tiri o como en el caso de César y Reboto, que están teniendo minutos con el Senior B, intentando ayudar al equipo a ascender a Preferente. Además, tanto el juvenil B como el C también están intentando promocionar en sus respectivas ligas y no podemos contar con esos jugadores. Todo esto hace que afrontemos la segunda fase con bajas importantes en el Juvenil A.
P. Supongo que resulta gratificante como entrenador poder dar minutos a los jugadores que han contado menos en la Primera Fase.
R. Sí, esta Segunda Fase la afrontamos desde otra perspectiva. Intentamos que los jugadores que han tenido menos minutos durante la Primera, puedan tenerlos en esta. También como club intentamos premiar el esfuerzo de algunos jugadores y se les da la oportunidad de debutar y sentir esta categoría tan bonita como lo es la Nacional.
P. ¿Cómo es esta plantilla de Las Rozas?
R. Somos como una familia; desde los jugadores hasta el propio cuerpo técnico. Es un grupo que nos ha puesto las cosas muy fáciles en el día a día. Hemos sido una piña en todo momento, con un compromiso, un respeto y una ambición tremenda. Han sabido diferenciar los momentos que requerían seriedad y trabajo de los que tocaba reír y liberar tensiones.
P. Con los deberes hechos. Es inevitable mirar un poco más allá. ¿Tienes la base del equipo para la próxima temporada o habrá que empezar a trabajar muy duro en unas semanas?
R. Pues lamentablemente, la mayoría de jugadores de este año pasan a Senior y no podrán disfrutar de la categoría la próxima temporada. Es una pena porque como te comentaba antes, se había formado un grupo excepcional tanto en el plano futbolístico como a nivel humano. Además, los jugadores están muy arraigados a este club, la mayoría de ellos viven en Las Rozas y llevan mucho tiempo jugando juntos en todas las categorías y llevando al club muy alto. Ojalá el año que viene sigan teniendo sitio en el club ya sea en el filial o en el primer equipo.
P. Te he preguntado por la plantilla, sin saber si seguirás al frente del Juvenil A.
R. Ojalá pudiera responderte esa pregunta. De momento, el club está priorizando en dejar resuelta la temporada actual y aún no sé cuál es la intención de cara al año que viene. Desde luego, a mí personalmente me encantaría poder vivir la categoría de División de Honor con este club.
P. Cuéntame un poco más de ti. ¿Cuál es tu trayectoria en los banquillos?
R. Pues empecé a entrenar en Colmenarejo, mi pueblo de la infancia. A mi mejor amigo le ofrecieron llevar un equipo de Alevines y me propuso llevarlo con él. Para mí en ese momento fue lo máximo, estaba en un equipo con mi mejor amigo y además era un trabajo remunerado que podía compaginar con los estudios y con el equipo en el que yo entrenaba como jugador. En ese momento, descubrí que me gustaba mucho la profesión, sobre todo, el hecho de sentir que era capaz de enseñarles a los niños, conceptos que les servían para jugar mejor al fútbol.
De Colmenarejo pasé a entrenar un equipo de Benjamines en Guadarrama y fue cuando me enfrenté por primera vez a llevar un equipo en solitario, con la responsabilidad que ello conlleva. En este club estuve tres años, llevando las categorías de Alevín y Benjamín.
De Guadarrama pasé a formar parte del club Villanueva del Pardillo y empecé llevando el Alevín B. En el Pardillo estuve siete años y es donde realmente sentí una progresión como entrenador y donde he logrado cosas muy bonitas. Desde luego, es un club que me ha dado todo como entrenador.
La formación que conseguí como entrenador en el club Villanueva del Pardillo me sirvió para dar el paso al club donde estoy actualmente y en el que llevo cuatro años y por supuesto, en el que espero estar muchos años más.
P. Llegaste hace 4 años a Las Rozas. ¿Cómo surgió esa oportunidad?
R. Efectivamente, a las Rozas llego hace 4 temporadas de la mano de Rafa Casado, actual entrenador del Senior B de Las Rozas. Le habían ofrecido llevar el Juvenil A en Autonómica, con el objetivo de ascender a categoría Nacional. Él me conocía de mi etapa en Villanueva del Pardillo, ya que éramos compañeros allí y me propuso asumir ese reto y formar parte de su plantilla. No necesité mucho tiempo para pensarlo, desde el primer momento me encantó la idea y el proyecto y acepté encantado.
A partir de ahí, fui creciendo poco a poco en el club hasta el día de hoy. Cuatro años después, puedo decir que no me arrepiento de haber tomado esa decisión, ya que me ha hecho vivir grandes cosas como entrenador y me ha permitido crecer profesionalmente hablando.