El valencianista Antonio García firmó una soberbia actuación frente al Kelme CF para convertir su vuelta a los terrenos de juego en inolvidable.
Antonio regresó a los ruedos el pasado domingo y salió como los toreros por la Puerta Grande. No cortó dos orejas, pero selló un doblete para dejar atrás los diez meses más duros de su etapa profesional. Disputó un total de 65 minutos y anotó el 0 a 2 y el 1 a 4 de un encuentro que finalizó con el triunfo del Valencia CF por 1 a 6 y el descenso, a Liga Nacional, del Kelme CF.
Fue su primera actuación de la temporada, pero no así su primera citación ya que anteriormente había sido convocado en dos ocasiones por el técnico del filial Chema Sanz. El Valencia Mestalla será el equipo en el que finalizará la competición, ya que salvo sorpresa no disputará la Copa Federación en la que debuta mañana domingo el Juvenil A.
Una merecida recompensa a muchos meses de trabajo no solo físico, sino también mental porque para Antonio este ha sido el año más complicado de su vida, una etapa tras la que ha vuelto mejor de cómo se fue en el mes de mayo, cuando días antes de jugar los cuartos de la Copa de SM el Rey frente al Real Madrid se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha. Gracias al esfuerzo, la dedicación y la fe de creer vuelve a un nivel mucho mejor del que tenía por entonces.
Tal ha sido la ambición y la proyección que ha demostrado Antonio fuera de los terrenos de juego que el Valencia CF le renovó el contrato hasta 2020. Ahora, el murciano quiere devolver la confianza depositada en él sobre el terreno de juego. Hoy juega en Cuenca, donde espera volver a salir a hombros.
