El CD Numancia apuraba las horas previas al debut en la Copa de Campeones hace justo un año. Un equipo que había hecho historia al ganar por primera vez la Liga en División de Honor y que no se ponía límites para seguir ampliando su leyenda. Recordamos aquel magnífico año y repasamos la actual temporada del Juvenil A con el capitán Marcos Gil.
PREGUNTA. Hace un año, el Numancia viajaba a Vigo para disputar por primera vez en su historia la Copa de Campeones. Además del cosquilleo en el estómago, ¿qué más recuerdas de aquel viaje, aquellas horas previas al estreno?
RESPUESTA. Recuerdo que aquel día no costó tanto madrugar. Desde el primer momento, se respiraba un ambiente diferente al habitual. Queríamos hacerlo bien, pero, sobre todo, disfrutar de la experiencia. El viaje era largo pero se nos pasó volando, hasta las horas que pasamos en el bus las disfrutamos.
P. ¿Costó mucho dormir esa noche?
R. Esa noche, compartí habitación con Ceinos, ambos teníamos ganas de que llegará el día siguiente así que, a pesar del cosquilleo, no tardamos mucho en dormirnos. Lo que sí recuerdo, es que me desperté de madrugada y no me ubiqué, pensé que estaba en mi casa y, al ver a mi compañero al lado, me asusté, tanto que grité y lo desperté. En ese momento, no comentamos nada, pero al día siguiente, lo ocurrido fue el centro de todas las bromas.
P. ¿Tanto como en la noche previa al partido contra el SD Eibar?
R. Aquella noche, sí que me costó dormir. Pasase lo que pasase, nuestra temporada iba a ser increíble, pero todos teníamos ganas de finalizarla por todo lo alto, eso añadía una pequeña presión que conseguimos controlar pese a irnos por debajo en el marcador al descanso. En parte, por la charla que nos dio el míster, que consiguió que saliésemos convencidos de que íbamos a ganar el partido.
P. El gol de Ebri en cuartos frente al Villarreal os hizo soñar con seguir ampliando vuestra leyenda.
R. Haciendo memoria, recuerdo un partido muy disputado por parte de los dos equipos. Ambos teníamos las ideas muy claras y un fiel estilo de juego que no se esfumó pese a la talla del encuentro. Ese gol nos dio alas, pero lo cierto es que la alegría duró poco. No fuimos capaces de parar a uno de los mejores jugadores del torneo y consiguió la igualada en la jugada posterior a nuestro gol. Si hubiésemos logrado mantener esa ventaja al descanso… no se que habría pasado con el resultado final. Pese a la derrota, creo que dimos una muy buena imagen y así nos lo hizo saber la gente que vio el partido desde la grada. En definitiva, nos fuimos orgullosos.
P. Algo que en parte si lograsteis en la Copa del Rey. ¡Menuda remontada en octavos frente al Celta!
R. En ese partido, todo pasó muy rápido. Veníamos de perder en la ida 1-0 en un partido en el que ellos fueron superiores, pero nosotros supimos sufrir. Éramos un equipo muy fuerte en casa, solo perdimos un partido en toda la temporada como local. El partido empezó con un ritmo altísimo y su gol en la primera mitad fue una jarra de agua fría, pero en la segunda mitad sacamos el orgullo y, gracias a nuestro punto fuerte, el balón parado, conseguimos hacer tres goles que nos daba el pase a la siguiente ronda.
P. ¿Qué os faltó para superar al Levante en cuartos?
R. En esa eliminatoria jugamos la ida en casa. El partido estuvo muy igualado, tanto que no conseguimos una ventaja para la vuelta en Valencia. Allí, el Levante fue superior e hizo el primero en la primera mitad. Pese a eso, seguimos metidos en la eliminatoria hasta el final de la segunda parte, donde nos metieron otro gol y acabaron con nuestra gesta.
P. Con el título de Liga, el debut en Copa de Campeones y llegar hasta cuartos en la Copa del Rey, ¿qué recuerdo guardas de la temporada 2018-2019?
R. Esa temporada, no la olvidaré nunca. Éramos y somos un grupo unido desde el primer momento, tanto jugadores como cuerpo técnico manteníamos un clima muy agradable. Nosotros nos hacíamos llamar la “piñita”, era la manera de decir que estábamos siempre unidos. Esa piña se trasladó también al grupo de padres que estuvo allí apoyándonos en cada partido. Pero, sobre todo, lo que más intento recordar es el proceso, el trayecto. Porque hay gente que se queda con el final, pero lo realmente bonito es el trayecto, desde el principio hasta el final.

La ‘piñita’ tras el entrenamiento en A Madroa.
P. ¿La ilusión por tratar de revivir aquello se instaló en el vestuario del equipo desde la pretemporada?
R. Como cada temporada, empezamos con ilusión y con ganas, pero también sabíamos que repetir lo ocurrido en la pasada campaña iba a ser muy difícil, porque competimos en un grupo en el que participan las mejores canteras de España. Además, el principal objetivo del Juvenil A, es mantenerse en División de Honor.
P. Pese a ser un proyecto nuevo, con todo lo que eso conlleva, la primera vuelta no fue del todo mala.
R. La primera vuelta la consideramos buena. En esta categoría, cualquier equipo, por muy abajo que esté en la tabla, te puede ganar. Sin embargo, en la primera vuelta conseguimos sacar muchos puntos en campos complicados, como, por ejemplo, en Lezama.
P. Sin embargo, habéis pasado de estar en la zona tranquila de la tabla a estar solo dos puntos por encima del descenso. ¿Qué os ha sucedido en 2020?
R. Durante toda la temporada, nos hemos mantenido en la zona de confort. Eso hace, aun que no quieras, que el equipo se relaje. Y a estas alturas de la temporada esa relajación se paga, porque en dos partidos con malos resultados, tu situación pasa a ser otra.
P. Quedaría tiempo para cambiar ese sabor agridulce en el caso de que se reanudara la Liga. ¿Eres de los que quiere volver a vestirse de corto después de 50 días o entenderías que la temporada se diera por terminada?
R. Creo que sí. Este parón me ha hecho ver lo necesario e importante que es este deporte para mí. Tengo muchísimas ganas de volver, lo echo de menos, pero entiendo que la salud es lo primero y no podemos volver hasta que se considere oportuno.
P. A nivel personal, en tu último curso como juvenil no has perdido el tiempo, ¿verdad?
R. La verdad, no esperaba cerrar el año 2019 de tal forma. Una tarde, contactaron conmigo para comunicarme que al día siguiente entrenaba con el primer equipo. Fue una sorpresa para mí. En el entrenamiento, parece que hice las cosas bien y eso hizo que fuese habitual que algún día a la semana entrenara con ellos, hasta tal punto, que confiaron en mí para disputar la eliminatoria de Copa del Rey ante el Ceuta. Fue un regalo para mí y estoy muy agradecido de la gran oportunidad que recibí.
P. Mirando al futuro, ¿cuáles son los próximos objetivos que tiene Marcos?
R. Me encantaría poder jugar ante nuestra gente en Los Pajaritos, defender esta camiseta. Pero soy consciente que no se pueden dar pasos agigantados y que tengo que pasar por varias etapas para poder estar preparado.
P. Por el momento ya has pasado por unas cuantas. ¿Cuál es tu historia antes de llegar al CD Numancia?
R. Lo más curioso, es que yo no quería jugar al fútbol. De pequeño practicaba otro deporte muy distinto, el Taekwondo. En el colegio jugaba al fútbol porque básicamente, dar patadas al aire estaba mal visto. Todos mis amigos jugaban en la Escuela de fútbol de Almazán y me pedían que me apuntase. Hasta que un día, el profesor de educación física que también formaba parte de la escuela de fútbol, me convenció. Al principio, seguí practicando los dos deportes, pero al final el Taekwondo quedó en un segundo plano, así que lo dejé. En el Almazán estuve durante tres años, hasta que, por una serie de circunstancias, no éramos niños suficientes para sacar un equipo. Seguidamente, un club de Soria, el San José, cercano a mi pueblo, me llamó para jugar un torneo y allí jugué varias temporadas, en las que también, disputé el Campeonato de España de Comunidades Autónomas con la selección de Castilla y León. Finalmente, en edad juvenil, el Numancia contactó conmigo y decidí probar suerte. Hoy, puedo decir que acerté. Me han hecho sentir muy a gusto durante estos años, hasta llegar a considerar la ciudad deportiva como mi casa.