Cerca de once meses ha tenido que esperar Adrián Luque para volver a sentirse futbolista. El defensa del Atlético Madrileño disputó siete minutos frente al Villarreal, después de superar la rotura del ligamento cruzado sufrida a principios de año.
Luque se rompió el ligamento cruzado anterior ante el CP Almendralejo en el primer partido de 2019. A los quince minutos, el jugador tuvo que retirarse del mismo terreno de juego que no volvería a pisar hasta el pasado sábado. “Las sensaciones fueron muy buenas, pese a que apenas intervine en los minutos de los que disfruta. No obstante, en los entrenamientos me estoy encontrando muy bien, cada vez mejor y disfrutando más que nunca cada momento la verdad. La sensación de poder volver a jugar, a darle al balón es increíble y disfruto de ello casi más que antes de lesionarme”.
El proceso de recuperación no es siempre como uno espera y el de Luque es un ejemplo de ello. El central tuvo que entrar al quirófano en dos ocasiones con pocos días de diferencia. Fue intervenido de la rotura el 11 de febrero y una semana después, debido a la alta fiebre y un brusco incremento de la proteína C reactiva (PCR) que podía deberse a una infección de la rodilla (aunque no fue el caso), volvió a entrar a la sala de operaciones.
Esta situación retrasó un mes el inicio de la rehabilitación que después se ha desarrollado con total normalidad, hasta el pasado 8 de noviembre en el que recibió el alta médica.
Luque jugará esta temporada en el Atlético Madrileño, un equipo con el que ganó la histórica liga en 2018 para repetir hazaña, en esta ocasión con el Juvenil A, el curso pasado. Será el veterano de la plantilla a la que tratará de aportar toda su experiencia.
Toda una vida como rojiblanco
Adrián Luque juega al fútbol desde que tiene uso de razón y viste de rojiblanco tras apuntar maneras en la escuela de Cotorruelo del Atlético de Madrid cuando, junto a su hermano Álex Luque, realizó las pruebas siendo alevín de primer año. Tres temporadas después, Adrián irrumpe con fuerza en el Infantil A del Atleti.
A partir de ahí, su progresión fue meteórica. Portó el brazalete de capitán en Cadete B y siendo cadete de segundo año realizó la pretemporada con el juvenil de Liga Nacional, debutando con gol en la primera jornada de la competición, a pesar de que después regresaría a su equipo (el Cadete A) para disputar únicamente la primera vuelta.
2017 fue un año inolvidable para Luque que con 16 años y jugando en Liga Nacional recibió la llamada de la Selección Española Sub-17. Un orgullo que repetiría la temporada venidera, llegando a disputar la primera ronda de clasificación del Campeonato de Europa. Para cerrar el año, el rojiblanco fue promocionado del Juvenil B al Atlético Madrileño en Navidades. Sin embargo, la temporada 2017-18 acabaría en forma de lesión, que le impidió disputar el Europeo Sub-17, así como la Copa de Campeones y la Copa del Rey juvenil.
El obligado parón le permitió regresar con fuerza y afrontar la pretemporada de la 2018-2019 con el filial y la liga con el Juvenil A, llegando a disputar 10 partidos enteros hasta el 12 de enero en el que se rompió el ligamento cruzado y menisco interno.
Ahora, Adrián Luque aterriza de nuevo en División de Honor para dejar huella. No le pierdan la pista.
FOTO PORTADA | Lucía Damiano