Luchar por el billete de vuelta a División de Honor tardó en ser prioritario en el seno del Kelme CF. Con el paso de las jornadas, la ilusión por el ascenso fue en aumento hasta que se convirtió en algo real hace unos días. Roberto Campillo ya trabaja en la que será su cuarta temporada en el club donde asegura “me he hecho entrenador”.
PREGUNTA. La cautela con la que vivisteis el regreso del Kelme a División de Honor, ¿supusieron los días más angustiosos de tu carrera en los banquillos?
RESPUESTA. Más que días angustiosos, fueron de incertidumbre. Primero dieron como ascendidos a los equipos que ocupaban esas posiciones de privilegio, se vieron celebraciones en redes sociales de los equipos con sus ascensos, aunque nosotros, tanto club como cuerpo técnico, mantuvimos la cautela hasta que la resolución no fuera oficial.
Como se pudo comprobar después, lo publicado en la circular 66 fue un error, pero el cambio de esa decisión inicial donde dijeron que no iba a haber ascensos, hizo que creciera esa incertidumbre. Cuando la resolución fue definitiva supuso una alegría. Una pena no poder celebrarlo en el campo, que es como nos habría gustado a todos, pero lo disfrutaremos el año que viene en División de Honor.
P. ¿Sonaba a utopía devolver al equipo a División de Honor al contar con un plantel totalmente renovado?
R. En ningún momento el club se planteó el objetivo del ascenso. Lo primero era llegar a los 40 puntos, que virtualmente nos daban la permanencia, y a partir de ahí empezar a soñar y hacer la mejor temporada posible. Teníamos un equipo prácticamente nuevo, una plantilla corta, porque no quisimos firmar por firmar, queríamos que, aunque fuéramos 15 o 16, fueran los apropiados para competir en una categoría tan complicada como la Liga Nacional. Nos ayudamos de jugadores del Juvenil B, debutaron una decena, pero que nadie piense que fueron minutos esporádicos, al contrario. En resumen, el ascenso no sonaba a utopía porque no se planteó, pero es verdad que conforme pasan las semanas el equipo responde, te ilusionas y vas a por todas.
P. Pero lo cierto es que el ascenso es una realidad, ¿cuál ha sido la clave?
R. Aunque suene a tópico, considero que la clave del ascenso ha sido el grupo humano que hemos tenido. Al final ha sido un grupo que pocas veces me he encontrado en un vestuario: un grupo que está predispuesto al trabajo, a mejorar, tiene inquietudes día a día y cree en ti. Pero cree no a raíz de los resultados, sino desde el principio, cuando plasmas tu idea de juego. Se nota cuando un equipo te escucha y quiere seguir tus ideas. En los momentos difíciles, que todos los equipos pasan, todos arrimaron el hombro. El equipo ha sido un once, no un diez, ese compañerismo, el ser una familia, esa ha sido la clave del éxito.
P. ¿Contar con un goleador de garantías como Seku es necesario en una categoría donde los detalles marcan la diferencia?
R. Sin duda, tener un jugador referente al final marca diferencias. Seku es un futbolista que desgraciadamente vivió el descenso junto a algún jugador más de la plantilla y con cuerpo técnico, a pesar de ello y de tener ofertas de División de Honor, apostó por nosotros, por el trabajo del club, del cuerpo técnico que ya conocía. Somos gente transparente, y todo eso ayudó a que la decisión de Seku fuera quedarse en el equipo.
Era un líder en el vestuario y en el campo. En momentos determinados hace falta jugadores que te den ese salto de calidad y Seku te lo daba. Sí que es cierto que no podría destacar a nadie en particular. Hemos trabajado como equipo más que por individualidades, tener a Seku en el campo era un recurso más de tantos que teníamos.
P. ¿Este éxito recuerda a tu primer año en el club, en el que lograste con el Juvenil B la permanencia en Liga Nacional con una plantilla muy joven?
R. Es diferente, al menos las sensaciones. El primer año en el club me valió para conocer la categoría. Ganamos muy pocos partidos, pero también perdimos pocos. Han sido similares a lo que a competir cada encuentro se refiere, pero no se puede comparar, quizá por la experiencia, que ya conozco más la categoría…
P. Volviendo a la actualidad, ¿ha sido un año más reñido o menos reñido de lo esperado?
R. Igual o más, tanto División de Honor como Liga Nacional son dos categorías en las que un mínimo detalle te marca muchas diferencias. Cualquier equipo, da igual si es el líder o el colista, cada partido son tan competidos que no se puede hablar de un año menos reñido. Si vas con esa idea posiblemente te des el batacazo. Ha sido una temporada tan reñida como esperábamos, en cada partido hemos sudado sangre.
P. Has cumplido con ese objetivo personal que te marcaste: devolver al Kelme a División de Honor. ¿Vas a seguir un año más en el banquillo?
R. Vivo el presente, semana a semana de competición. Todos los entrenadores tenemos fecha de caducidad, ya llegara ese día en el que tenga que salir del Kelme, pero a fecha de hoy estoy súper contento. El año que viene continúo, será la cuarta en el club y el futuro me deparará cuánto tiempo más puedo estar en este banquillo. De momento, estoy muy agradecido porque es el club en el que Roberto Campillo se ha hecho entrenador.
P. ¿Qué nos puedes adelantar respecto a la próxima temporada?
R. Poca cosa ya que el club se encarga de todo. Por el momento hemos hablado con los jugadores que han estado en plantilla de Juvenil A para cerrar su continuidad, son seis o siete jugadores. La idea inicial es mantener ese bloque, después entablar conversaciones con gente de la casa, es decir del Juvenil B, y a posteriori, seguir con la confección de la plantilla.