Álex Ballesteros acabará el ciclo juvenil sin haber podido disputar ni un solo minuto con su equipo, el Atarfe Industrial al que llegó en verano de 2019. Se lesionó de gravedad a las pocas semanas de iniciar la pretemporada y este martes entraba al quirófano por tercera vez en apenas un año y medio. “Estoy seguro que volveré a hacer lo que amo” nos cuenta el jugador después de la última operación.
El 21 de agosto de 2019, Álex Ballesteros vio frenada su progresión en seco. Llevaba pocas semanas en el Atarfe Industrial del grupo 13 de Liga Nacional cuando en un partido amistoso se fracturó la tibia y el peroné quedando además dos nervios afectados (de los cuáles, uno no lo ha podido recuperar) de su pierna izquierda, “la buena” resalta el jugador. Una lesión tan poco común que causó sorpresa entre los médicos que lo atendieron. “Al principio me dijeron que tuviera mucha paciencia, que todo iba a ir bien”. Pero no fue del todo cierto.
El tiempo fue pasando. Álex empezó la rehabilitación y a pesar de todos los esfuerzos para poder regresar a los terrenos de juego, el dolor no le dejaba progresar. “En agosto de 2020 vuelvo a pasar por el quirófano, esta vez para retirar un tornillo en la zona del tobillo para ayudar al hueso a una buena osificación. Pero tampoco dio resultado. Finalmente, después de muchos meses con dolores, los médicos me dieron la última solución, que espero sea la definitiva: un injerto vascularizado de peroné”.
Álex pasará las próximas cuatro semanas sin apoyar el pie y después iniciará un recuperación lenta y trabajosa que confía sea exitosa para volver a hacer lo que empezó haciendo en el Vandalia de Peligros desde los 5 años, y después en el equipo de su pueblo, el Sporting de Güevéjar, el We FC y el Celtic de Pulianas antes de recalar en el Atarfe Industrial.